Sobre el autor

By Sócrates Symphony

Politólogo (1993); Maestría en Gerencia y Planificación Institucional (2003); doctorante del CENDES (2003-2005) y de la UNESR (2005-2009.

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domingo, 2 de agosto de 2009

¿ Qué es el pensamiento único? (Lectura Sugerida)




Por: Rafael Rattia

En nuestra sociedad postmodernizada y neoliberal la reflexión teorética, la idea de meditación abstracta trascendental es vista, a todas luces, como una práctica aberrante y los sujetos epistémicos que se involucran en tal "empresa" intelectual-cognitiva son catalogados como seres más o menos dedicados a un oficio vil e inútil. Tal pareciera que pensar en una sociedad pragmatizada fuera un delito de lesa civilización. El emblema de comportamiento de nuestro paradigma societario es: "prohibido pensar", o "déjenos pensar por usted". Qué duda cabe en torno a los crecientes procesos de homogeneización serializada que las culturas cibernéticas e industrialistas han impuesto a lo radicalmente otro, lo diverso es acosado de manera agreste por el delirio uniformizante. Una complejificación chata y forzada se enseñorea del socius locus que le sirve de nicho antropológico al humano ser.

Hay que decirlo sin ambages, el empirismo se convirtió en una especie de reverencial teologizante que privilegia todo lo que sea praktum llano y craso en tanto práctica de concreción ejecutoria de una determinada idea o filosofema. El pensamiento único avala y legitima la praxis manual como instancia última donde se decide la hominización de la especie sapiencial. El modelo especular del pensamiento único es el "homo faber"; aquellos individuos que por equis motivo no realizan una actividad efectivamente manual son adjetivados como "soñadores", "poetas", "idealistas", "quiméricos", "filósofos" que no "producen" lo que la lógica productiva estima prioritaro. De allí que el rasgo distintivo del pensamiento único sea la cuantitatividad; el pensamiento único no admite la subjetividad relativista, es adverso a la poiesis, esto es, a la creación de imaginarios simbólicos ficcionales. El pensamiento único siempre tiende a privilegiar la matematización cartesiana de la sensibilidad individual del sujeto creador. Todo en él está regido por un imperativo categórico inexorable: "yo concibo, luego tu obedeces y ejecutas". Estamos en presencia de una escisión radical entre la teoría y la práctica . En otras palabras, el pensamiento único reproduce fielmente la infamia del poder representado en las lamentables figuras del amo y el esclavo. Luego entonces la dialéctica de la "servidumbre voluntaria," al decir de Etienne de la Böetie, se torna intrínsecamente consubstancial a la esencia del pensamiento único.

Lo que estamos presenciando en los estertores de este fin de milenio es lo que el pensador de origen francés, Alain Finkielkraut, llamó en cierta ocasión "la derrota del pensamiento". Lo que prolifera por doquier es la absoluta reificación de la praxis tesaurizadora, la ley o el mandato inapelable de la vida cotidiana la dicta el dios llamado "mercado". Todo, sin excepción, está codeterminado, en el radio de influencia de esta "esfera de Pascal" que es el pensamiento único, por una especie de idolatría fetichista en donde los intercambios simbólicos se filtran por la lógica del omnipresente valor de cambio.

Lo cualitativo, lo imaginístico, la ensoñación, el ludico goce estético de las relaciones intersubjetivas quedan, por antonomasia, excluidas y exiliadas de la esfera tanática del pensamiento único.

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